En mi boca se abrió una rosa de abril
derramando su sangre de atardecer
en tus labios añil de invierno.
La escarcha de una lágrima
escapada de mis ojos
surcó tus pálidas mejillas
y se detuvo en la comisura de tus labios.
Tembló mi cuerpo en tus brazos
nido abandonado que me dio abrigo.
En las hebras plateadas de tu cabello
mis dedos entretejieron mil caricias
Como golondrinas en vuelo migratorio
mis manos recorrieron los espacios
de tu cuerpo y las tuyas gaviotas errantes
temblorosas planearon mis costas
La soledad, desierto que invadía
nuestras almas melancólicas,
se convirtió en oasis placentero
bajo la luz del amor.
Renacer desde la oscuridad más remota
donde la fe se pierde entre mares de sal
fue la batalla que el amor le ganó a la vida.
Y una rosa de abril desangra en la sombra
de tu boca, la miel hecha sangre
de mi corazón convertida en besos
Angela Teresa Grigera
2 comentarios:
Ann, Gratamente impresionada de tus letras, y aun tienes tanto por publicar....enhorabuena! y gracias por este espacio para el sentimiento!......Noemí
Unbeso mi amiga del alma.
anngiels
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