Desequilibrada…
desquiciada me desvisto de temores,
me obligo a desterrarte, a olvidarte.
Pedazos de recuerdos cuelgan de mis neuronas
cual vestidos viejos y roídos por el tiempo
En mis pestañas, hilachadas lágrimas
penden como trapecistas suicidas.
Me persiguen fantasmales imágenes en sepia,
desde oscuro pasillo como un eco
voces pretéritas aúllan tu nombre,
el mío se pierde en agujeros abismales.
Desnuda arranco la piel de tus caricias,
borro bajo la lluvia los rastros
de tus besos ensalivados;
me visto con nubes grises
y bailo en la noche más negra
el réquiem del amor muerto.
Logré despojarme
de los latidos que te nombran
palpitando entre sombras
con pulsos que retumban
sacudiendo mis entrañas
que aun añoran la marea
tibia de tu blanca simiente
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