Después de mí, cualquiera,
quien bese tus labios secos
de mis besos ya idos,
quien apriete tu mano
en la curva del talle,
quien se saque sin pudor
el ajustado vestido
Después de mi, cualquier otra,
quien escuche el gemido,
el suspiro final que brota de tus labios
cuando llega el momento
sagrado del orgasmo.
Después de mí, cualquiera,
una mujer de humo
con violáceas ojeras,
o una adolescente
que sonriendo traviesa
levante su falda
para que tus ojos
oteen bellas piernas
y desees con ganas
que para ti estén abiertas.
Después de mí será ella
la mujer que tú esperas,
mojigata, estúpida, callada, bien dispuesta
para que en una cama tú seas quien provea.
Después de mí, no importa,
no importa quién ella sea.
La loca, descarriada,
la amante lujuriosa,
esta, la extravagante
que enloquece tu testa
se habrá ido de ti
sin que nadie supiera
que fue la más descabellada
locura que tuvieras.
Total no hay mal que dure cien años
ni mal que por bien no venga.
Después de mí cualquiera en tu casa,
en tu vida, en tu cama, a tu vera.
En tu cuerpo ya nunca
la más inmensa hoguera,
en tu alma ya nunca
el temblor de las alas
que mis sueños te dieran
y en tu corazón el vacío
del que amó con locura
y perdió su quimera…
Después de ti la nada nunca cualquiera
Anngiels Grigera Moreno
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