
No me des tregua- te dije
Y tus manos fueron como un alud en mi cuerpo,
tu cuerpo fue avasallándome
tu aliento, fuego devorador,
devastándome,
tu sangre marcó
los latidos de mis sienes.
Fui cediendo a tu paso,
árbol caído a tus pies
convertido en leño.
No me des tregua,
y subiste por mí
como una fina serpiente
enroscándote en mis piernas
hasta volcar tu dulce veneno
en mis labios azules de ausencias.
No me des tregua,
desespérame,
arranca hasta mi último gemido,
átame a tu yugo,
piérdeme en las hogueras profundas del infierno,
y cuando este exhausta,
sin aliento,
casi muerta,
bésame los ojos,
las manos,
las piernas,
con la dulce suavidad
con la que mi ángel de la guarda
me despierta.
Angela Teresa Grigera
Foto tomada de la red